Mantener el tono muscular, las capacidades psicomotrices y la actividad de las personas mayores y dependientes, es algo de suma importancia. Según el grado de autonomía, el anciano o discapacitado, podrá:
- caminar solo,
- caminar con ayuda de una tercera persona,
- andar apoyándose en un bastón,
- caminar apoyándose en muletas,
- realizar la marcha con la ayuda de un andador o, en el más agudo de los casos,
- trasladarse en una silla de ruedas propulsada por sí mismo o por el cuidador.
Para cada uno de los casos anteriores, existen técnicas que te ayudarán a proporcionar la atención adecuada a las personas mayores a tu cargo. A continuación, encontrarás orientaciones detalladas muy útiles, relacionadas con los tres primeros supuestos. En próximos artículos te ofreceremos la descripción de las técnicas apropiadas para las tres últimas formas de desplazamiento, no obstante, no dudes en consultar a los profesionales antes de aplicarlas, puesto que cada caso es diferente.
Veamos la manera más apropiada de actuar cuando nuestro querido familiar mayor…
Personas mayores que caminan solas
Las personas mayores que deambulan solas puede llegar a desorientarse. Conviene que vaya con alguien que le dé seguridad y que, a la vez, le brinde su compañía, le ofrezca distracción y le proporcione conversación mientras camina a su lado.
Personas mayores acompañadas del cuidador o cuidadora sin ayuda de bastón o muletas
En este caso, las personas mayores con movilidad reducida tienen un alto grado de autonomía, sin embargo, no se encuentran seguros desplazándose solos. Tú puedes proporcionarle esa seguridad y esa orientación que necesita cuando realiza sus paseos. Tu cometido será, por tanto, el de guiarlo, acompañarlo, animarlo, darle conversación y hacer que se sienta seguro.
Lo más importante es que te sitúes dentro del campo visual de tu querido familiar. Antes de comenzar a caminar:
- Colócate a su lado un poco adelantada de forma que pueda verte sin necesidad de girar la cabeza.
- Permítele que se agarre con su mano de tu antebrazo.
- Pega tu antebrazo a tu propio cuerpo para darle estabilidad.
Al comenzar, una vez preparados ambos:
- Dile que vais a empezar a caminar.
- Ve guiándole mientras os desplazáis, procurando adelantar el mismo pie que él. Si tu familiar adelanta el pie derecho, hazlo tú también con el derecho.
- Procura caminar a la misma velocidad que la personas a la que acompañas. Sigue también su ritmo (hay personas que tienen alguna pierna dañada, por ejemplo, y son más lentas cuando apoyan dicho miembro que cuando lo hacen con el del otro lado).
- Ten especial cuidado cuando haya que realizar giros. No tires bruscamente con el brazo de la mano del anciano para forzar el giro. Anímalo y guíalo suavemente.
Personas mayores que caminan apoyándose en un bastón con seguridad
Este es un caso que se puede solucionar actuando del mismo modo que en el anterior; solo tienes que colocarte en el lado contrario al brazo que utiliza para apoyarse en el bastón.
Personas mayores que caminan apoyándose en un bastón con inseguridad, inestabilidad o movilidad reducida
Este es un supuesto algo más delicado. Aquí tendrás que tener más cuidado. Procura seguir las indicaciones que señalamos a continuación:
Antes de empezar a caminar:
- Colócate en el lado por el que utiliza el bastón algo adelantada para que tu familiar te pueda ver sin girar la cabeza (suele ser su lado derecho).
- Dale el bastón de forma que pueda agarrar fácilmente la empuñadura sin tener que inclinarse o desplazarse para cogerlo.
- Agarra el bastón con una mano (suele ser la derecha) por la caña. Déjala de forma que solo lo sujetes en caso de inestabilidad pero no lo inmovilices para que él pueda manipularlo y moverlo durante la marcha.
- Sitúa la otra mano (suele ser la izquierda) en la parte baja de la espalda de la persona dependiente.
- Valora la opción de un andador para que la persona mayor pueda caminar con independecia.
A la hora de comenzar la marcha y mientras se camina:
- Dile que adelante el bastón para comenzar a caminar.
- Ve acompañando su marcha sin forzarla. No sueltes el bastón ni la espalda pero no lo aprietes ni lo fuerces. Déjalo sueltecito para no reducir su movilidad o producir lo contrario que se pretende: la pérdida de equilibrio de tu familiar.
- Haz los movimientos de forma simultánea a los suyos.
- Presiona con los dedos de la mano que tienes en su espalda, el lado superior de la pierna que debe adelantar.
- No sueltes, durante la marcha, ni el bastón ni la espalda de la persona que acompañas.
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Y, sobre todo, no lo fuerces. Cuando se canse, parad a descansar. No escatimes las palabras amables, el cariño y el respeto. Si nuestro querido anciano encuentra un ambiente cálido y entrañable, tendrá más ánimo, caminará mejor y, tal vez, te regale, a pesar de sus dolores y sus limitaciones, una amplia y tierna sonrisa que nunca olvidarás.
Todas las personas mayores merecen nuestro cuidado y respeto.
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Un cordial saludo:
María Luisa Sánchez Vinader
Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación
Diplomada en Magisterio de Educación Especial y Pedagogía Terapéutica
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