Movilidad en las personas mayores. Muletas y andadores

La importancia de la movilidad y la marcha en las personas mayores y dependientes, es algo indiscutible. Las muletas y andadores para adultos contribuyen a mejorar la independencia y autonomía.

Varios son los aspectos que se desarrollan con esta actividad física. A continuación encontrarás algunos de ellos:

• Factores físicos.- Facilita la circulación sanguínea, ayuda a las articulaciones dotándolas de mayor flexibilidad, fortalece la musculatura, proporciona la producción en el organismo de la vitamina D necesaria para la fijación del calcio en los huesos, etc.

• Factores sociales.- La relación anterior hace referencia solamente al aspecto físico; socialmente, el hecho de poder caminar juega también un papel considerable pues permite a nuestros mayores poder salir a la calle, así como charlar con los vecinos, amigos y conocidos.

• Aspectos psicomotrices.- La psicomotricidad también se ve potenciada permitiendo a la persona dependiente conseguir un mejor equilibrio, tanto en posición estática como durante el movimiento.

• Aspectos mentales e intelectuales.- En general, la mente se desarrolla y conserva sus facultades cuando la persona puede moverse por sí misma o con ayuda. El hecho de charlar, ver otro paisaje distinto de la propia casa, etc., abre y despeja la mente.

• Aspectos emocionales.- También su bienestar emocional se ve incrementado gracias a las endorfinas que libera el organismo. Nuestro familiar mayor, cuando hace ejercicio y camina, goza de mejor humor, tiene más alegría y duerme plácidamente por las noches.

No obstante, muchas personas mayores no pueden caminar solas sin ayuda por el peligro que tienen de caerse. A veces tienen problemas físicos, neurológicos o psicológicos que les impiden deambular con facilidad. Entonces, dependiendo del caso, pueden necesitar ayudas técnicas como muletas o andadores para adultos, además del acompañamiento del cuidador o cuidadora.

Las muletas siempre proporcionarán una estabilidad mayor que un bastón, ya que el soporte en el antebrazo permitirá un apoyo más firme y seguro.

Podéis encontrar una amplia variedad de productos en nuestra ortopedia online:

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La amplia variedad de muletas y andadores que tenemos en la web permitirán solucionar prácticamente todos los problemas de movilidad reducida.

En lo concerniente al acompañamiento, es necesario precisar algunas puntualizaciones sobre la relación entre el cuidador y la persona dependiente. Esta relación ha de ser muy cordial. A la hora de dar un paseo, el dependiente debe sentirse a gusto con la persona que lo ayuda; de lo contrario, se pondrá nervioso y tendrá más probabilidades de perder el equilibrio y sufrir una caída.

También hay que cuidar las formas y el lenguaje. Cuando ambos -el dependiente y el cuidador- van dando un paseo y se encuentran a algún conocido, el cuidador tiende, sin darse cuenta, a monopolizar la conversación sin dejar a la persona mayor que intervenga. Cierto es que hay que tener mucha paciencia porque a veces tiene muchos olvidos y repite las cosas, pero también tiene todo el derecho del mundo a equivocarse y debemos respetar sus errores.

Por otro lado, son frecuentes las siguiente frases del acompañante cuando se dirige a un tercer interlocutor: “llevo a X al médico”, “traigo a X de la peluquería”, “lo he duchado”, “lo he levantado”, “lo he acostado”… Esta forma de hablar de la persona mayor a la que se acompaña, hace que se sienta como un objeto. ¡No es un mueble ni una mascota aunque tenga mermadas sus facultades! Se trata de una persona que hace unos años tenía un trabajo y lo hacía bien. Bastante tristeza debe ser para ella notar que no puede hacer las cosas que hacía y comprobar que comete tantos errores. Las frases correctas que no dañan su autoestima son, por ejemplo: “estoy acompañando a X al médico”, “estoy ayudando a X a dar un paseo”, “lo he ayudado a acostarse”, “lo he ayudado a levantarse”, etc.; y, no estaría de más alguna frasecilla como: “estoy disfrutando de la compañía y de las historias tan bonitas que me cuenta X”.

En muchos casos, la persona mayor ha llegado a un grado de deterioro tal, que no se encuentra en condiciones de salir a la calle o al parque. Siempre que sea posible, conviene ayudarla a dar pequeños paseos dentro de la casa por algún pasillo e intentar hacer que se mueva de vez en cuando. Existen técnicas apropiadas para acompañar la marcha según el grado de dificultad motora que presente la persona dependiente. También las hay para acompañarla cuando está en silla de ruedas; hay que saber cómo debe manejarse la silla en el caso de tener que subir o bajar una rampa o unas escaleras, por ejemplo. Este será el tema de otro de nuestros artículos que, esperamos, sea interesante y útil para ti.

Pero lo más importante es saber motivar a nuestra querida persona mayor para que se mueva. Es lógico que al principio rechacen la ayuda o sean reacios al uso de muletas o andadores.

Incluso en el propio hogar hay que echar mano del ingenio. Aunque te encuentres un poco cansada, regálale una sonrisa y un abrazo; haz un pequeño esfuerzo, pon su música favorita y marcaros un pasodoble, una jota o alguna copla, aunque ella lo haga desde su sillita con los pies o los brazos solamente. Ante la difícil situación en la que ambas os encontráis, es muy bueno mantener un poquito de alegría y buen humor; y, sobre todo, poner una gran dosis de cariño y muestras de afecto. En ocasiones, en la vida no se puede cambiar el camino, pero sí la forma de caminar.

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Un cordial saludo:

María Luisa Sánchez Vinader
Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación
Diplomada en Magisterio de Eduación Especial y Pedagogía Terapeútica