Los perros guía o lazarillos son perros adiestrados para guiar a las personas invidentes en los desplazamientos por su medio habitual y para asistirlos y ayudarlos también dentro del hogar. Los perros guía saben sortear obstáculos, caminar en línea recta a un paso acompasado con su dueño e, incluso, tomar algunas decisiones en caso de peligro (hay algunos casos en los que desobedecen adrede para evitar un peligro a su amo invidente). Todo esto sin olvidar que los perros no pueden distinguir algunos colores como el rojo y el verde -colores distintivos en los semáforos-.
Según datos proporcionados por la ONCE, en España hay un millar de personas con déficit visual (ceguera total o parcial grave) que utilizan en la actualidad un perro guía como “auxiliar de movilidad”. En nuestro país, la Fundación ONCE del Perro Guía (FOPG) es la encargada de adiestrar y preparar tanto al perro como al usuario para que se adapten mutuamente de manera que la labor del animal resulte beneficiosa para ambos y útil para la persona invidente.
En algunos casos, los perros vienen ya adiestrados de América del Norte. Y esto es porque la ONCE tiene suscritos ciertos acuerdos con dos excelentes escuelas de perros: la Leader Dog for the Blind -sita en la localidad de Rochester- y la Guiding Eyes for the Blind -en Nueva York-. Por esta razón, en las instrucciones que se dan a los usuarios de estos perros, se incluyen algunas órdenes (palabras imperativas) en inglés.
No obstante, existen otras asociaciones que adiestran perros. Una de ellas, AEPA, tiene su sede en Madrid. Es una asociación sin ánimo de lucro que adiestra a los perros para que ayuden a las personas con discapacidad física y/o auditiva.
Otra asociación es Bocalán. Se encarga del adiestramiento de perros que servirán de terapia a los niños con trastorno del espectro autista, a personas mayores, personas con hipoacusia y a personas con tetraplejia.
Razas idóneas para convertirse en perros guía. Criterios de selección
El Labrador es la raza más apropiada y más utilizada para ejercer de guía. La razón estriba en que se trata de un perro muy tranquilo y sociable. En concreto, se adapta con facilidad a cualquier entorno y situación. Por otro lado, se le puede controlar sin problemas. Tan solo hay que vigilar que no engorde mucho porque es muy glotón. Además del Labrador, la ONCE utiliza también el Golden Retriever y el Pastor Alemán.
Normalmente, se eligen perros de pura raza. Se procede, en un principio, a una selección genética en el centro de la ONCE destinado a tal fin. En el transcurso del tiempo de adiestramiento se observa el comportamiento de cada uno de los ejemplares. Si se percibe que alguno no disfruta con su labor o es demasiado sensible a los ruidos, al bullicio o a la confluencia de muchas personas, por ejemplo, entonces se le retira del adiestramiento y se le da en adopción a alguna familia.
La vida de los perros guía
Los perros guía no comienzan su periodo de entrenamiento hasta haber cumplido el primer año de vida. Hasta entonces, una familia apta, cuyas características son estudiadas de forma pormenorizada por la ONCE, se encarga de sus cuidados en régimen de adopción temporal.
A la familia acogedora que cuida a los perros en su primer año de vida, se le proporciona todo lo necesario para su cuidado, como el pienso. Han de llevarlo al centro de la ONCE para pasar las correspondientes revisiones sanitarias. También se les prohíbe dejar al animal más de dos horas solo en casa y se hace un seguimiento que incluye visitas al hogar para comprobar que el cachorrillo está siendo bien tratado.
Una vez que el animal ha sido criado y cuidado por una familia, pasa al centro de adiestramiento. Este cambio es delicado tanto para el perro como para los miembros de la familia (algunos de los cuales son niños que se han encariñado con él), así que se procura no hacerlo de forma drástica o repentina sino paulatina y escalonada. De este modo, se permite a la familia visitar al perro e, incluso, conocer al futuro usuario cuando se haya asignado a algún ciego solicitante.
Dos años aproximadamente durará el entrenamiento del perro guía. Tras una estudiada selección, se le asigna a un invidente al que se prepara también para que sepa tratar y adaptarse al can.
Después de unos diez años acompañando al invidente, el perro ya no puede servir de guía. El invidente puede optar por quedarse con él hasta su muerte o por cederlo de nuevo a la ONCE, que lo dará en adopción a alguna persona o familia amante de los animales para que lo cuide hasta sus últimos días.
Entrenamiento o adiestramiento ¿cómo se entrena a los perros guía?
Para el entrenamiento de los perros guía se utiliza una buena dosis de cariño, paciencia y abundantes refuerzos positivos (caricias, bolitas de pienso, etc.). Si en alguna ocasión, hay que utilizar algún refuerzo negativo para que el perro en cuestión sepa que ha hecho algo mal, solo se utiliza un breve tirón de la correa, acompañado de un “no”. Resulta ser un refuerzo más informativo que negativo.
En el centro de la ONCE trabajan especialistas muy eficaces y cariñosos con los animales. Además, los cuidados físicos y veterinarios son de lo más exhaustivos.
Beneficios físicos y psíquicos que aportan al invidente
Los beneficios, tanto físicos como psíquicos que aportan estos perros guía son indiscutibles. La posibilidad de brindarse afecto mutuo es algo que enriquece la vida emocional de las personas con discapacidad e incrementa la satisfacción del animalito, que se siente querido, apreciado, mimado y útil para su amo.
Esto es válido no solo en caso de ceguera; los beneficios que aportan a los niños que tienen autismo o cualquier otra discapacidad, son indiscutibles.
Derechos de las personas invidentes que van acompañadas de su perro guía
Existe una legislación al respecto. Ningún establecimiento ni medio de transporte se puede negar a que la persona ciega entre acompañada de su perro. Si lo hace, se enfrenta a severas sanciones.
Por otro lado, las personas que conversen con el ciego no deben distraer al perro ni manipular su correa cuando está realizando “su trabajo”. En caso de llevar perro también, no deben acercarse demasiado, puesto que los perros suelen saludarse efusivamente entre sí y puede provocarse un accidente. Estas normas, en realidad, son más bien de sentido común y de educación.
Algunas objeciones de colectivos animalistas
Algunos colectivos animalistas no son partidarios de la utilización de perros guía. Argumentan que los perros sufren un trauma en su tránsito desde la primera familia de adopción al centro de entrenamiento. Por otro lado, dicen que el animal ve inhibidos sus naturales instintos al tener que estar siempre cumpliendo órdenes y no poderse mover a su gusto por la calle o el parque. También critican los entrenamientos.
Pero en realidad, a los perros, cuando se les permite hacer lo que quieren se estresan y se ponen nerviosos. Les ocurre algo parecido a lo que les pasa a los niños. Es patente que cualquier animal que convive con las personas ve mermados sus instintos. También las personas, para poder convivir con los demás, han de dominarse y no siempre pueden hacer lo que les gusta.
La felicidad, tanto de los animales de compañía como de las personas, va mucho más ligada al aspecto afectivo que a la libre expansión y expresión de los instintos inmediatos.
Una alternativa, un tanto fría, al perro guía
Estos colectivos -no todos- que localizan su posición en contra de los perros guía, apuestan por la utilización del robot-guía, una de las iniciativas ideadas, impulsadas y desarrolladas en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) de México.
Sin descartar esta posibilidad como útil y deseable en algunos casos concretos, la afectividad que se mueve de forma biunívoca entre el perro y la persona invidente o discapacitada, nunca podrá ser sustituida ni asumida en algo tan frío y funcional como un simple robot.
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Un cordial saludo,
María Luisa Sánchez Vinader
Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación
Diplomada en Magisterio de Educación Especial y Pedagogía Terapéutica
Neudelina Mota says
Gracias a Dios que existen estás criaturas de 4 patas. Mi admiración y respeto para ellos…
ortoweb says
Buenos días Neudelina, sin duda, gracias por tu aportación.
marta says
Siempre que veo a un perro guia siento lastima ; condenado de por vida a paseos lentos , controlados y sin juegos ; una vida de esclavo……ojala que con los años aparezca algun invento que sea tan eficaz para guiar a los invidentes como es el perro !!!
ortoweb says
Estimada Marta,
los perros, como más felices son, es sintiéndose útiles y ayudando a su amo. Conozco escuelas de adiestramiento para perros guía o perros de ayuda a personas con discapacidad y siempre saben diferenciar el rato de aprender con el rato de jugar, y siempre tienen tiempo para todo. Y conozco también personas que tienen perros de apoyo y ese perro es su mejor amigo, lo cuidan y lo quieren muchísimo.
En mi opinión este tipo de perros no son en absoluto exclavos, son perros inmensamente felices, queridos y muy cuidados.
Saludos