No es fantasía, no es ciencia-ficción; es realidad: los ciegos ya pueden “ver” las pinturas más famosas y las obras de arte de todos los tiempos -no solo las esculturas- gracias a diversas iniciativas y con la ayuda de las nuevas tecnologías.
En efecto, el mundo del arte ya no está vetado a los ciegos. Hasta hace muy poco el famoso cartel “prohibido tocar” ha estado protagonizando las galerías más prestigiosas. Ahora, este cartel se va sustituyendo por otros más sugerentes.
En concreto, el Museo del Prado lo sustituyó hace ahora un año, gracias a la exposición para personas invidentes abierta al público desde enero hasta junio del recién despedido año 2015, por un cartel más bonito, más solidario, más integrador, más “accesible”: “Hoy toca el Prado”. Ojalá que esta iniciativa sea el germen de muchas otras semejantes.
En la misma línea del excelente trabajo del Museo del Prado, se encuentra el Proyecto Unseen Art. En este caso, son las impresoras en 3D las encargadas de las reproducciones tridimensionales de los grandes cuadros consagrados.
Dos técnicas, por tanto, entre otras, se han utilizado al servicio de las personas con déficit visual para facilitar su acceso al arte y, por consiguiente, para favorecer su plena inclusión: Didú y las impresoras en 3D. Pero veamos más detenidamente en qué consiste cada una.
Los ciegos y las impresoras en 3D
A partir de ahora, los ciegos podrán saber, de primera mano, cuál es el aspecto de la, tan famosa, sonrisa de la Mona Lisa. Del mismo modo, descubrirán todo un mundo de expresividad, movimiento y vivacidad cuando palpen por primera vez los girasoles de Vincent Van Gogh, de los que tanto habían oído hablar, pero que habían constituido todo un misterio pues habían permanecido ocultos para ellos.
Y todo esto es posible gracias a un proyecto que, recientemente, se ha hecho realidad. Se trata del Proyecto Uniseen Art desarrollado en la ciudad finlandesa de Helsinki por el diseñador Marc Dillon.
Este proyecto está basado en la utilización de las impresoras en 3D para la reproducción tridimensional de los cuadros clásicos más emblemáticos de la historia del arte. Su aplicación va encaminada a lograr la erudición y el disfrute que suscita en las personas con déficit visual, el hecho de experimentar directamente, mediante el tacto, la forma y el aspecto de algún fragmento escogido de las insignes pinturas.
Los escáneres empleados en el proceso de elaboración son, también, para impresión en 3D. La base que utilizan dichas impresoras es de arena. Por otro lado, se elige una escala apropiada para que el cuadro se pueda apreciar sin dificultad y la calidad necesaria para que la obra pueda ser expuesta en exposiciones y galerías. Así mismo, las reproducciones en pequeña escala, están puestas a la venta, pudiendo ser adquiridas por cualquier amante del arte particular sea ciego o no.
La aplicación de la técnica se está extendiendo a otros campos relacionados con la discapacidad visual como la reproducción de ecografías en relieve para que la madre invidente pueda saber cómo es su bebé antes de nacer.
Los ciegos y Didú. Didú en el Museo del Prado
En España, los Estudios Durero con sede en Vizcaya, han desarrollado una moderna y elaborada técnica, denominada Didú, para conseguir tridimensionar algunas de las más famosas pinturas que han sido expuestas en el Museo del Prado.
Esta técnica consiste en la combinación de diferentes herramientas de distinta naturaleza. Podríamos decir que las imágenes en relieve que consiguen los especialistas de los Estudios Durero, son el resultado de técnicas procedentes del arte, la pedagogía y la tecnología. El producto resultante, no hay duda de que es una verdadera obra de arte en sí mismo, con una riqueza de matices indescriptible. En este caso, al contrario que en el Proyecto Uniseen Art, los escáneres, las aplicaciones informáticas y las impresoras en 3D son utilizados de forma diferente porque Didú no se limita al empleo de la tecnología de forma lineal y unidireccional.
La técnica comienza con un estudio en conciencia y exhaustivo de cada una de las pinturas individualmente, del estilo del autor, su historia, la técnica pictórica utilizada por el autor, etc. El objetivo es conseguir la mayor fiabilidad con respecto al original y a la intención del pintor, para la mejor comprensión y en aras a la más rica percepción por parte del visitante ciego.
Los profesionales implicados en el desarrollo de esta técnica no solo son informáticos y técnicos, también hay retocadores, diseñadores, artistas gráficos y, sobre todo, invidentes de la ONCE. Sin ellos, las obras no serían una verdadera vía para conseguir la accesibilidad del arte para los ciegos.
Es necesario, también, lograr una adecuada interpretación artística cada una de las obras.
Otro campo de actuación ha sido, por ejemplo, la reproducción en tres dimensiones, de fotografías artísticas galardonadas en concursos reconocidos.
Diferencias entre las dos técnicas
El proyecto Unseen Art, tiene, a mi modo de ver, una pequeña limitación: ¡las obras están reproducidas en blanco y negro! Tanto los videntes como los invidentes solo las pueden apreciar en un “mono-tono” gris-claro. Te preguntarás sobre la importancia de este insignificante detalle para un ciego que no puede ver el color. Nada más lejos de la realidad. Veamos los argumentos:
- Es importante que las obras estén coloreadas para que en la misma sala puedan coincidir y disfrutar videntes y no videntes, aunque sería mejor, para lograr la deseada inclusión, que las reproducciones en 3D se exhibiesen junto con las obras originales en el mismo recinto.
- Las reproducciones de este proyecto son homogéneas. Están elaboradas con un mismo material. La persona invidente no puede distinguir texturas ni diferentes materiales que ofrezcan al tacto distintas temperaturas. A este matiz es a lo que nos referíamos con el vocablo “color”.
La técnica Didú utilizada en la creación de las obras que se expusieron en el Museo del Prado, sí incluye el color del que hablábamos, tanto para videntes como para invidentes. Son reproducciones a todo color que emplean diversos materiales de temperatura variada y distintas texturas. Ofrecen al visitante, por tanto, toda una gama de percepciones que enriquecen la experiencia, haciendo que sea más viva, intensa y completa.
Con las simples reproducciones de las impresoras en 3D tan solo se consigue satisfacer la curiosidad de la persona invidente sobre el aspecto del rostro del personaje pintado o la forma y el volúmen de los distintos objetos o paisajes. Con la sed de curiosidad saciada, se termina la novedosa experiencia.
La compleja y costosa elaboración que se consigue con la técnica Didú, en cambio, ofrece a los ciegos la oportunidad de experimentar un encuentro riquísimo con el arte y con las mejores pinturas de todos los tiempos. Las exposiciones pueden visitarse una y otra vez en ese intercambio, en ese descubrimiento continuo de los más variados matices que se puedan percibir, sentir y explorar.
Un dato curioso
¿Habías pensado alguna vez que estudiantes con discapacidad puedan conseguir hacer accesible el arte para las personas con déficit visual?
Pues eso es lo que ocurrió en la provincia de Toledo; en concreto, en la Escuela de Arte de Talavera de la Reina -una de las pocas que existen en España-. Allí, un grupo de estudiantes de cerámica artística con incapacidad intelectual, elaboraron a finales de los años noventa, un mural en relieve.
El mural en cuestión estaba hecho de forma artesanal. Contenía diversos materiales y pastas cerámicas en capas diversas y con formas definidas. La riqueza plástica, estética y expresiva que transmitía era inigualable. Estimulaba la de percepción visual y táctil.
Los estudiantes con discapacidad de la Escuela de Arte obsequiaron dicho mural a la Fundación ONCE de Castilla-La Mancha, representada por su presidente Don Manuel Camuñas. Cuando Don Manuel, que es una persona invidente, pasó sus dedos por su superficie, no pudo por menos de alabar, no solo sus formas y contornos, sino también sus texturas y las diferentes temperaturas de sus materiales.
Conclusión
Estos avances solo son el comienzo. Queda un campo inmenso para explorar. Ahora solo queda seguir trabajando para que los ciegos puedan disfrutar plenamente del arte, enfocando los trabajos hacia una mayor accesibilidad e inclusión.
Vídeos relacionados:
Técnica Didú y exposición en el Museo del Prado:
Proyecto Unseen Art:
Un cordial saludo,
María Luisa Sánchez Vinader
Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación
Diplomada en Magisterio de Educación Especial y Pedagogía Terapéutica
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