En más de una ocasión te has preguntado ¿cómo puedo organizarme frente a esta situación que me desborda? No encuentro tiempo, estoy agotada y nunca doy abasto para cuidar a mi familiar. He tenido que dejar el trabajo y las amistades, y mi salud se va resintiendo cada vez más.
¿Por qué ocurre esto? ¿Existe alguna solución o alguna ayuda para los cuidadores familiares de personas en situación de dependencia? A continuación intentaremos aportar nuestro pequeño granito de arena con cierta información de interés.
En efecto, en la sociedad actual cada vez es mayor el número de personas que se encuentran en situación de dependencia. Concretamente, este incremento se ha venido produciendo desde finales del siglo XX debido, en gran parte, a la mayor expectativa de vida, a las enfermedades degenerativas, accidentes, etc.
La mayoría de estas personas están siendo atendidas por cuidadores familiares. Esta es una buena noticia. No obstante, como consecuencia de las características socio-económicas, laborales y del estilo de vida de la sociedad actual, los cuidadores familiares sufren una sobrecarga de responsabilidad y dedicación que les provoca agotamiento, aislamiento y serias dificultades económicas y personales para afrontar la atención que requiere el familiar dependiente.
Esto es al menos lo que reflejan los estudios cualitativos y cuantitativos efectuados por los organismos nacionales como la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología y el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI). También las entidades internacionales, entre las que destacan la AoA (Adninistration on Aging) y la Family Caregiver Alliance (Alianza para Cuidadores Familiares), han llegado a esta conclusión. Hay que tener en cuenta, además, que los familiares asumen más de un 70 % de la responsabilidad de hacerse cargo de la situación, estableciendo los cuidados necesarios y aportando un esfuerzo y dedicación extraordinarios que puede dilatarse a lo largo de casi toda una vida.
El mayor porcentaje de dedicación por parte del cuidador familiar es el realizando con respecto a las personas mayores. Cuando se trata de otro tipo de dependencia como la de los discapacitados (personas con diversidad funcional, según el término correcto utilizado en la actualidad en favor de la dignidad de este colectivo), el porcentaje de los cuidados familiares varía siendo de un 50 % para las personas con diversidad funcional intelectual y de un 70 % para las que presentan algún tipo de discapacidad física.
El perfil del cuidador es el de una mujer de, aproximadamente 50 años con una relación de parentesco muy estrecha con respecto a la persona dependiente. Muchas son las situaciones de angustia que pueden expresar estas personas. Ellas sienten que su vida social, laboral y profesional se ve gravemente afectada o, incluso, en algunas ocasiones, hasta anulada. Su salud se resiente llegando a aparecer hasta problemas crónicos de tipo físico y psicológico. En esta situación de sobrecarga, cuando el dependiente requiere una atención y disponibilidad casi permanente, el cuidador no dispone de tiempo para sí mismo, para realizar algún deporte, ejercicio e, incluso, para llevar a cabo alguna actividad de ocio. Llega a perder las amistades aislándose de la sociedad en una situación en la que, para colmo, necesita la ayuda que le puedan proporcionar los demás.
Uno de los problemas que les surgen a los cuidadores familiares, como hemos apuntado, es la falta de tiempo para sí y para dedicar a la persona en situación de dependencia. No da abasto ni siquiera para atender debidamente a su familiar y le sobreviene la angustia. Es cierto que cualquier teoría puede parecer extraña y difícil de aplicar en esta situación. No obstante, intentaré apuntar algunas ideas y estrategias que pueden darte alguna luz. Ya sabes que es bueno intentar llevar a cabo algunas sugerencias aunque no se adapten del todo a tu situación. Nada se pierde con probar.
Ideas para cuidadores familiares
El quid de la cuestión radica en poder organizar adecuadamente el tiempo. Esto suena muy bonito dicho así en general. Pero ¿cómo se puede llevar a la práctica? Lo primero es estudiar a fondo la realidad a la que te enfrentas, así como las necesidades que presenta tu familiar. Hay que valorar el panorama en su conjunto pero diferenciando y atendiendo a todos los aspectos tanto de la persona dependiente como del mismo cuidador. En lo referente al dependiente ha de tenerse en cuenta las limitaciones que tiene y lo que implican, las actividades para las que precisa ayuda, las que puede realizar por sí mismo, etc. Pero también hay que plantearse tu situación, es decir, la situación del cuidador, teniendo en cuenta tu trabajo, los familiares, los amigos, el tiempo libre, la salud, etc.
Como no dispones de todo el tiempo necesario para afrontar todas esas necesidades, debes preparar un listado de tareas a realizar para afrontarlas. Ordénalas según su importancia o urgencia y anota el tiempo aproximado que necesitas para llevarlas a cabo. Puedes hacer el listado puntuando las tareas en orden de importancia o urgencia del 1 al 10. Para ello hazte algunas preguntas: ¿en qué grado es imprescindible que se realice esta actividad? ¿en qué medida la tarea ha de realizarse de forma inmediata? ¿puede esperar? Suma a continuación todos los aspectos que hayas puntuado en cada tarea y así podrás establecer un orden atendiendo a la suma total. Con la ayuda de alguna agenda adecuada, puedes plasmar un listado de tareas diarias e, incluso, semanales.
Esta planificación y gestión del tiempo que estás realizando debe ser flexible para que no tengas frustraciones y sea una ayuda y no un elemento más de presión. Además, la planificación requiere revisiones periódicas. Es necesario replantearse y realizar todo el proceso de vez en cuando porque las situaciones suelen variar e, incluso, puede agravarse la problemática. Además, todo es factible de mejora.
También conviene que apuntes en algún calendario que tengas a la vista, aquellas cosas que no debes olvidar. De forma esquemática encontrarás a continuación algunas ideas que pueden ayudarte:
- Alterna actividades de la dedicación a tu familiar con las tuyas propias (salidas, paseos, reunión con algún amigo…).
- No dudes en pedir ayuda a los que te rodean. Nunca pienses que deben adivinar tus necesidades. Explica la situación con sencillez y solicita el apoyo que necesitas.
- Infórmate sobre los servicios y recursos que ofrecen las instituciones, asociaciones de familiares, asociaciones profesionales, etc.
- Intenta mantener tus amistades. El apoyo, no solo físico sino también psicológico, de los demás, es muy importante.
- Intenta llevar hábitos de vida saludables con una alimentación equilibrada, ejercicio físico moderado y dedicando las horas necesarias al descanso y al sueño.
- Utiliza todas las ayudas técnicas y ortopédicas que estén a tu alcance. Para ello, no dudes en consultarnos en nuestra ortopedia on line ortoweb.com o en consultas@ortoweb.com. Nuestro equipo técnico está para ayudarte.
Y, sobre todo:
- Piensa si hay algunas actividades que puedas delegar. No te sientas imprescindible. Sopesa las que solo puedes hacer tú. Siempre hay algo que puede hacer otra persona por ti.
- No dejes de pedir ayuda a otros familiares (hay que repartir un poco la carga de trabajo y la responsabilidad).
- Sopesa siempre lo que pueda hacer el dependiente por sí mismo; si haces algo que él pueda realizar, se limita y deteriora más. Esto es importante, pero no se le debe forzar para no agravar su situación y para que no se frustre.
Con tu vida y tu actitud, el resto de la familia y la sociedad deben entender:
- Que “la carga” no es el familiar dependiente, sino el trabajo y la responsabilidad que tiene el cuidador cuyo esfuerzo y dedicación es encomiable.
- Que todos deben ayudar: familiares, amigos e instituciones.
Si los cuidadores familiares pueden conseguir encontrarse bien, el dependiente será también más feliz. La sociedad debe entender que estamos aquí para ayudarnos unos a otros y para dar toda la ayuda y el cariño posible a aquella persona que tal vez un día estuvo bien y ahora necesita y depende de los demás, sin olvidar que todos y cada uno de nosotros, tal vez algún día, también podemos llegar una edad en la que dependamos de los demás.
Todo el esfuerzo, el cariño y el mimo que la sociedad en general, y las personas en particular, puedan ofrecer tanto al dependiente como al cuidador, son pocos.
Como conclusión, solo queda decir que se trata, en realidad, de dos vidas unidas por el amor, la entrega y la dedicación que han de servir como modelo y ejemplo de vida, y a las que hay que apoyar, ayudar y animar con todo los medios posibles y necesarios al alcance de cada uno en particular y de la sociedad en general.
Un cordial saludo:
María Luisa Sánchez Vinader
Licenciada en Filosofia y Ciencias de la Educación
Diplomada en Magisterio de Eduación especial y Pedagogía terapeútica
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